Estoy segura de qué has perdido la cuenta sobre las veces has sido objeto de críticas. Y es que criticar a veces se vuelve una reafirmación de la falta de empatía, pero también puede ser el reflejo de que nos sobra el tiempo, de que tenemos como meta dañar a los demás, y cuando cuando menos, que buscamos ayudar a crecer a alguien o a sus proyectos.

A la crítica, tanto a quién la ejerce como a quién la recibe va dedidcado este espacio, con la meta principal de que seamos capaces de ponernos en ambas pieles .

Si vas a criticar a alguien piensa primero:

• ¿Es este el mejor momento, el mejor canal y la mejor forma de hacerle llegar mi criterio a esa persona?

• ¿Cómo puedo hacerlo para que lo sienta como una colaboración y no como una agresión?
  Por supuesto, estoy asumiendo que queremos beneficiar y no destruir a nadie. Al menos esa es la filosofía que siempre promuevo en mis redes y que llevo en mi vida: ayudar, no destruir.

• Otra pregunta que te sugiero es: ¿Junto a mi crítica hay una posible solución o es solo decir: “esto está mal” porque así lo siento, y punto?
  
  Recuerda que la crítica que emites pasa por tu percepción de la vida y por tu forma de recibir lo que es o da otra persona. Nunca será la verdad absoluta.

Antes de sentirte mal con la crítica que recibes, piensa primero:

• ¿Realmente esta persona me conoce o sabe de mi proyecto como para que su juicio me afecte?

• Interpreta la forma en que viene su juicio. ¿Quiere que crezca o destruirme?

En cualquiera de los casos, empatiza con quien se tomó el trabajo de hablar de ti y filtra lo positivo que puedas sacar de la crítica.

• Úsalo para crecer.

• Desecha lo que no contribuye a tu persona o proyecto.

• Y ten muy claro quién eres, lo que quieres y hacia dónde vas.

Cuando una persona está segura de sí misma y tiene la autoestima suficiente puede lidiar con las críticas sin afectar su percepción de sí misma. Espero que seas esa persona.

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Si quieres saber más sobre mi experiencia al respecto, te invito a que escuches mi podcast Estamos Juntas